lunes, 3 de marzo de 2008

Luis Eduardo Aute-Rito

Antes de comenzar a escribir sobre este disco, quiero hacer una aclaración, para que nadie se pueda llevar a engaño, comentando discos de Luis Eduardo Aute yo no soy objetivo. Todos los autores que a lo largo de los años me han gustado, me han influenciado en mayor o menor medida, tanto humanamente como en mi faceta de músico, pero estoy totalmente seguro que yo no entendería la música de la misma manera que la entiendo de no haber existido Aute.

No me quiero extender en detalles biográficos, ya que hay muchas y muy buenas biografías publicadas en Internet, pero a modo de anécdota podemos decir que Luis Eduardo llegó de forma casual al mundo de la música, ya que lo suyo era la pintura. Hasta ese momento, sus canciones o cantadas por otros o por él mismo habían tenido un gran éxito, lo que le proporciona bastante independencia y el compromiso, tanto de la compañía discográfica como del productor (el poeta José Manuel Caballero Bonald) de no tener que aparecer en televisión ni de dar recitales.

Con este disco, “Rito”, subtitulado “Canciones de vida y muerte”, editado en 1973, inicia la trilogía “Canciones de amor y muerte”, que completaría con los discos “Espuma” (Canciones eróticas) y “Sarcófago” (Canciones de muerte). Es para mi gusto el mejor de todos los discos de Aute, donde coinciden un aluvión de estupendas canciones. Efectivamente, esta es otra apreciación personal y por lo tanto subjetiva, pero no debo estar tan equivocado cuando treinta años después, entre los dos discos que editó bajo el título de “Autorretratos”, en los que hacía nuevas versiones de sus canciones más importantes, volvió a grabar diez de las quince canciones que están en el disco.

Los arreglos del disco y la dirección musical corren a cargo de Carlos Montero (magníficos para mi gusto). De las canciones, ¡qué podemos decir!, entre los títulos de este disco se encuentran varias de las más importantes y conocidas canciones suyas.

El disco comienza con una maravilla titulada “Quiero apurar cada grano de arena”, que personalmente tuve que esperar hasta 1984 para escuchársela cantar por primera vez en un concierto, fue en la presentación del disco “Cuerpo a cuerpo”:

Quiero beberme de un golpe la fuerza
tenue que apenas me sigue empujando
y alimentar olvidadas quimeras,
nubes dormidas, juguetes primarios,
oso de trapo, levántate y peca
desde tu polvo curado de espantos.”

A continuación viene “Rito de agujeros y cipreses”, un título más que sugerente, muy acorde a la temática del disco. A continuación viene una de sus canciones más conocidas, “Dentro”, con una temática nada común y mucho menos en aquellos tiempos, ya que la canción habla de la masturbación:

Dentro
me quemo por ti,
me vierto sin ti
y nace un muerto.”

Continúa con “Amor” y después “Lecho de amor y de muerte” y a continuación otra de sus canciones más importantes, “De alguna manera”, que ya era una canción muy conocida, ya que había sido grabada anteriormente por Rosa León.

Termina la primera parte del disco (yo sigo pensando todavía en formato “Cara-A” y Cara-B”, que es como he oído este disco la inmensa mayoría de las veces) con “Estúpida manía circular”, que trata del paso del tiempo. Comienza la segunda parte con una dura canción “La mala muerte”:

“Muerte gula eterna, te invito a mi comida
Muerte hambrienta esposa, mi carne esta servida
Muerte boca sucia, devórame bonita
Mala muerte tengas, ¡ay!...
ay muerte de mi vida.”


La siguiente es otra magnífica canción, “Acaso”, una obra de arte con unos arreglos magníficos. La siguiente es “Mientras tanto amando”, una de las canciones del disco que más desapercibidas han pasado a lo largo de estos años y tras ella viene “Cuéntame una tontería”, una canción que produce un escalofrío al oírla, ya que en ella habla sobre la espera de la muerte, de forma distendida, pero por ello te estremece.

A continuación viene una de las canciones más importantes que se han escrito en la historia de la canción de autor en castellano, “Las cuatro y diez”, una mítica canción:

“Fue en ese cine, ¿te acuerdas?,
en una mañana al este de Edén,
James Dean tiraba piedras
a una casa blanca, entonces te besé.”

Como es lógico, tras esta maravilla, las siguientes canciones pasaron algo inadvertidas, como ocurrió con “Hay algo en el aire” y “Nada más que nada”, terminando con una inteligente canción titulada “Epílogo: Autotango del cantautor”, en la que Aute se ríe de si mismo en su faceta como “sesudo cantautor”.

En resumen, una maravilla de disco. Prueba de ello es que lo tengo tres veces, dos en vinilo y una más en CD.

Los títulos ordenados de las canciones son:

1- Quiero apurar cada grano de arena

2- Rito de agujeros y cipreses

3- Dentro

4- Amor

5- Lecho de amor y de muerte

6- De alguna manera

7- Estúpida manía circular

8- La mala muerte

9- Acaso

10- Mientras tanto, amando

11- Cuéntame una tontería

12- Las cuatro y diez

13- Hay algo en el aire

14- Nada más que nada

15- Epílogo: Autotango del cantautor

Por cierto, no creo que haga falta aclararlo, pero por si acaso, Luis Eduardo Aute firma todas las canciones, tanto la letra como la música.

Publicado en Autaria

1 comentario:

Curtisbiblio dijo...

Yo tampoco soy objetiva con la música de Aute, sentado este principio, Rito me parece el mejor disco de su carrera. Todo está ya allí.